Historia

La historia de la Alianza para Sociedades Responsables y Sostenibles comenzó y se desarrolló durante los años 80, con el grupo de reflexión (think tank) de Vézelay, que puso de relieve la gran transición hacia sociedades sostenibles y economías con baja emisión de carbono.

En 2001, la Fundación Charles Léopold Mayer (FPH) reunió a cuatro cientos protagonistas del mundo entero en Lille, Francia, con el fin de determinar una norma, o una ética con miras a esta transición según las prioridades del siglo XXI. En aquel momento, se reconocía ya el cambio climático -fue alrededor de diez años después de la Comisión Brundtland, cuando la perspectiva de desestabilización planetaria, de conflictos y del aumento de las desigualdades sociales llamaban a una reorganización de paradigma en los sistemas económicos y en la distribución de las riquezas, así como de los medios de subsistencia.

Los diálogos emprendidos para llegar a las transiciones condujeron a definir la responsabilidad como principio que puede servir de norma universal, respetando al mismo tiempo las diferencias y la pluralidad de las historias culturales. La responsabilidad, el deber y la obligación en sus formas variadas existen en cada cultura y siguen siendo fundamentales para todas las sociedades humanas.

Las intervenciones llevadas para la transición hacia sociedades sostenibles han tomado formas distintas a través de la comunidad, el compromiso organizativo, la documentación con varios versiones de la Carta de Responsabilidad Humana original, así como en acciones locales, mundiales y como en distintos ámbitos profesionales.

La Carta fue la base para un fundamento jurídico de una Carta de Responsabilidad Universal en Rio+20, en 2010, luego, de otro texto desarrollado jurídicamente después de Rio+20, la Declaración Universal de Responsabilidades. En los preparativos para la COP 21, en 2015, se agrupó esta última con la Declaración de Interdependencia para convertirse en la Declaración de Interdependencia y Responsabilidades.